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viernes, 9 de diciembre de 2011















Capitulo 5:

 Me desperté a la mañana siguiente, cuando el sol me cegó intente incorporarme para correr la cortina que se situaba en la esquina derecha de la habitación pero las piernas me pesaban demasiado. Poco a poco fui notando como la ansiedad se iba apoderando de mí a más no poder. Necesitaba una dosis de droga. Mi vida anterior había sido solo eso, alcohol, hachís, cocaína e incluso de vez en cuando una pastilla de éxtasis para olvidarme del mundo. Con mucho esfuerzo me puse a recordar  aquel día, aquel miserable día que había decidido probar la droga, me acordaba de que llovía, y que al salir me tropecé con…
En ese momento entro Marta, hoy iba más guapa, pensé para mí. Ella se acercó cuidadosamente hacia mí y me preguntó
-¿Has sentido la ansiedad?
-Sí, respondí con voz contundente
-Está bien, vístete con una de las camisas y pantalones que te hemos dejado en el armario bien ordenadas y baja al salón, allí te esperará  Ángela, ella  te explicara el funcionamiento, las normas y todo lo que quieras saber. Y se marchó.
Yo me dirigí al armario cogí la camiseta y el pantalón, me los puse dificultosamente y salí de aquella habitación. En el pasillo se encontraba mucha gente, unos tenían el cuerpo demasiado delgado, otros solo la cara, pero solo uno de ellos me llamo la atención realmente. Era un hombre muy bajito, tendría sobre unos 30 años, sus brazos se encontraban llenos de señales de Aguja, e incluso tenía cortes como si se hubiese intentado quitar la vida. Cuando más ensimismado me encontraba alguien me toco por detrás.
-¿Cuándo pensabas dirigirte al salón?- Era Ángela la enfermera que me había dicho Marta.
-Me he entretenido por el camino.-Dije rápidamente para excusarme.
-Sabes que ya han pasado las primeras 48 horas de aislamiento familiar, por lo tanto ya puedes recibir llamadas.
- ¿Me han llamado?-Dije rápidamente.
-Eso parece. Asique acompáñeme por favor.
Fui hacia la recepción allí estaba la recepcionista que me atendió la primera vez y hablando con ella Azahara. Me puse muy nervioso a lo que se unió mi ansiedad, pero cuando Angela pronuncio mi nombre y me dijo que podía hablar ya con mi familia me sentí aliviado.
-Hola cariño ¿Cómo estás?- Escuche la voz alegre de mi madre por el otro lado del teléfono.
- Hoy estoy un poco chungo la verdad.
-¿Y eso?- La voz de mi madre cambio por completo, ahora parecía más preocupada. Quizás tenía que haberme ahorrado como me sentía pero no sabía que se iba a preocupar tanto.
-Nada grave mamá, es solo una de las fases de esta desintoxicación
-Menos mal cariño, pero sabes que es por tu bien y que el que algo quiere algo le cuesta. – Palabras sabias las de mi madre, pensé.
En esto que Ángela me corto la conversación.
-Rubén tienes que cortar el teléfono ya que tu hora ha acabado ya.
-Bueno  mamá- Dije.-Es hora de que cuelgue. Espero tu llamada.
-De acuerdo hijo y ya sabes, te queremos.
Me despedí de mi madre con tristeza, ya que necesitaba su apoyo más que nunca y me dirigí hacia el comedor a tomar mi desayuno cuando alguien me llamo.


Continuará...

Nazaret Almansa López




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jueves, 1 de diciembre de 2011













CAPITULO 4
-¿Te gusta, eh?- Dijo Javier.
-¿Quién es? – Pregunte.- Ella, la más chunga de aquí, sí su apariencia engaña, pero por dentro tiene maldad – Dijo Pablo, que se metió en la conversación.
Seguimos para adelante,  hasta llegar a mi habitación, nos despedimos de ellos y seguidamente Martin y yo entramos en nuestra habitación. Martín se fue directo a la cama.
-Buenas noches, no te acuestes muy tarde, que mañana tenemos cosas que hacer.
Mire el planing del centro y mañana tocaba clases sobre el alcohol y sus enfermedades. Menudo tostón, pensé para mí mismo. Coloque el cuadro de mi familia en mi mesita de noche, cogí un libro de los que me había echado en la maleta "On the Road”, me sentía identificado con el protagonista. Empecé a leer pero de repente una imagen me vino a la cabeza, era la de la chica, era perfecta, pelo castaño rizado hasta un poco por encima del culo, ojos verdes, delgada… Pero no lograba entender el porqué decían que era tan mala, alomejor pablo tenía razón en eso de que las apariencias engañan.
-Martín, ¿Sigues despierto?                                                                                                   
-Sí, ¿Qué es lo que quieres?  
-¿Cómo se llama la chica que he visto hoy en el comedor?
-Azahara. ¿Por qué?
- Por nada, solo curiosidad.
-Am vale, pues entonces si ya as terminado de leer duérmete.
- De acuerdo.

Apague la lamparilla de la mesita de noche cerré los ojos y me dormí sabia que un largo día me esperaría a la mañana siguiente.

Continuará...

Nazaret Almansa López.
       
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martes, 22 de noviembre de 2011














CAPITULO 3:
Abrí los ojos y vi a un hombre de sobre unos 30 y pocos años, moreno, ojos caramelo y alto, de pie delante de mí. 
-¡Venga dormilón, despierta! Que es hora de la cena, y como no bajes, luego no te dejan comer.
-Pero… ¿Tu quien eres? Y ¿Qué haces aquí? 
- ¡Es verdad no me he presentado!- Dijo gritando. – Soy Martín y soy tu compañero de habitación. Y tú debes de ser Rubén, ese futbolista tan famoso y ¿Qué haces tú aquí? 
- Pues creo que lo mismo que tu.
- Jajajaja – se empezó a reír Martín ¿Por lo mismo que yo? No creo… ¡Venga vamos! que nos quedamos sin cenar y hoy hay mi comida favorita, hamburguesas. –Corto la conversación. 
Íbamos andando por el pasillo, todo el mundo me miraba… ¿Es que nunca habían visto a una persona entrar nueva al centro o era porque nunca había entrado un famoso a ese centro? La verdad, eso no me importaba, yo ya tenía un propósito en ese sitio y lo iba a cumplir si la gente me mirara o como si me ignorara.Llegamos al comedor estaba lleno de gente comiéndose sus hamburguesas. 
Me llevo hasta una mesa en las que había 3 hombres más sentados que saludaron a Martín desde lejos.      

-¡Eh que pasa! ¿Por qué has tardado tanto?- dijo el que parecía ser el cabecilla de todos los que estaban sentados en esa mesa.
- Tenía que despertar a este dormilón de aquí- Dijo Martín
- Pero bueno. Que tenemos aquí, si es el jugador de fútbol del que todos hablan. ¿Rubén, no? Yo soy Javier y estos son Pablo e  Iker.
-Encantado- Dije
-Igualmente. - Dijeron los dos.
- ¿Y qué haces tu aquí?. - Preguntó Pablo.                                                                                                                                 
- Pues… Un problemilla con la droga ¿Y vosotros?    
-Yo por el alcohol. –Dijo Iker                                                                                                                                                              
-yo por el alcohol y drogas. - Dijo Pablo
- Yo por lo mismo que ellos.-Dijo Javier. 
-¿Y tu  Martín? –Pregunté                                                                                                                     
-Cosas chico, cosas…-Dijo Martín -¡Venga a comer!- Interrumpió Pablo.                                                                 

Seguimos comiéndonos las hamburguesas, pero a mi todavía me intrigaba él porque  estaba ingresado Martin y el porqué no me lo quería decir, Suponía que era porque no teníamos la confianza suficiente y el no era de esos que iban contando sus cosas a la gente.
Terminamos de cenar y nos dispusimos a salir. Pero al llegar a la puerta algo me hizo parar en seco. 



Contunuará...

Nazaret Almansa López

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martes, 8 de noviembre de 2011














CAPITULO 2:
Subí en silencio las escaleras, no daba crédito a todo lo que me había pasado, tal vez mi padre tuviera razón en todo lo que me dijo, solo que él no entendía todo lo que me estaba pasando y que las drogas era la única manera de sentirme bien, pero eso no es lo que importa ahora. Hice las maletas lo más rápido que pude, quería salir de mi casa huyendo lo antes posible, no quería hacerle más daño del que ya había hecho a mi familia asique cogí un par de pantalones y unas camisetas, las metí en la maleta con una foto de toda la familia, mis 2 libros favoritos y la cerré.
Bajé las escaleras con cuidado de no caerme y ahí estaba mis hermanas con un dibujo en sus manos.
-Esto es para ti hermanito.- dijeron con una voz gangosa. – Esperamos que vuelvas pronto, te echaremos de menos.
-Una lagrima cayo de mis ojos, ¿Quién dice que los hombres no lloran?- pensé en mi interior.- Volveré antes de lo que pensáis.- me salió una sonrisa.
Afuera esta mi madre con nuestro coche esperándome para llevarme al lugar donde todos esperábamos que yo cambiara. Salí por la puerta y me dirigí a abrir la puerta del coche. Mi padre no salió a despedirme, pero lo comprendía, por lo tanto no dije nada, me senté en el asiento del copiloto y cerré la puerta dejando atrás el pasado doloroso y encaminarme a intentar salvar lo que me quedaba.
Por el camino sonaba mi canción favorita y mientras nos acercábamos a la que iba a ser mi casa durante un tiempo mi madre apagó la radio.
-Como no cambies te mato.
-Lo intentaré… no prometo nada, solo diré que me esforzaré más que nada en mi vida, quiero cambiar lo prometo, pero sé que va a ser duro.
-pues si para ti va a ser duro, imagínate para nosotros… ¿Cuándo me vas a contar lo que te paso hijo? Creo que va siendo hora… te ayudé, es más te estoy ayudando ahora mismo, debes confiar en nosotros…
-Ya hemos llegado mamá.- Le corte la conversación en ese mismo instante. No tenía ganas de hablar del tema, es más prefiero no hablar de ello.- Es bonito el lugar ¿verdad?
-Sí hijo sí, recuerda siempre que cuando vayas a recaer tienes alguien por quien luchar y hacer lo contrario ¿vale?
-Mamá no recaeré, paso de esa mierda que nos ha hecho tanto daño, además no creo que aquí vaya a haber de eso es un centro de desintoxicación no un centro donde comprar coca.
-Eso espero cariño. Venga salgamos del coche ¿no?
Salí del coche y allí estaba mi nuevo hogar. Tenía un gran letrero donde ponía el nombre: “CENTRO DE REHABILITACIÓN EL CENTENILLO”. La fachada era un azul turquesa y había varios pisos, balcones con macetas colgando y varios grupos de personas jugando a los dados en mesas que estaban perfectamente situadas en un espacioso patio-jardín
Una simpática enfermera, de unos 23 años vino a recibirnos.
-Hola me llamo Marta, acompáñenme.
-Hola.- Dijimos mi madre y yo.
-Mucho gusto de conoceros, seguidme por favor.
Llegamos a un espacioso pasillo donde había varios sillones y la recepción estaba en un hueco del pasillo.
-Bienvenidos a El Centenillo, espérense ahí sentados, enseguida se le dará las llaves de su habitación.
En ese instante llegó marta.
-Señora usted ya puede retirase, aquí nos ocuparemos muy bien de él.
-Eso espero. Mi niño que sepas que te quiero mucho y que espero verte pronto y perfectamente.
-Te quiero mamá.
-Aquí tiene las llaves, acompáñeme.
Llegue a la habitación, la puerta era un colore beige y tenía un letrero grande con el numero 27 en negro, el número que había llevado siempre en mi dorsal de la equipación de mi equipo. Entré, la habitación estaba muy limpia, con un baño al final de un largo y estrecho pasillo, la habitación estaba justo en frente, había dos camas en ella .Lo más probable era que compartiera habitación, pero eso no importaba, había un ancho ventanal con una terraza muy espaciosa y en el salón había dos sofás y una tele pequeña. Eché un vistazo por la terraza. Entre a la habitación y me dormí…                   


Continuará...
Nazaret ALmansa

martes, 1 de noviembre de 2011














CAPITULO 1:

Cuando crees que tu vida ya no tiene ningún sentido, que la montaña rusa de tu vida es ya solo cuesta abajo, un momento determinado de todos los momentos que te quedaban por vivir, puede cambiarte la vida en un microsegundo.
Mi nombre es Rubén y soy un futbolista de uno de los mejores clubes que han ido a pique, debido a ello mi vida cambio, yo era sano, un buen jugador, guapo, vamos, él típico famoso del cual todas las chicas morirían por pasar una noche con él y debido a la quiebra me metí en el mundo de las fiestas, drogas…etc. Hasta que todo ello ha ido a peor, ahora soy un drogadicto el cual ningún club lo quiere tener en su equipo ya que mi vida es solo fiestas y más fiestas. Pero cuando estaba a punto de saltar por el puente y dejar esta mierda vida alguien apareció.
-No lo hagas.
-¿por qué? Ya lo he perdido todo.
-No hijo, todo no, nos tienes a nosotros y lo sabes…
-Entonces ¿por qué me echasteis de casa? ¿Por qué no me ayudasteis en vez de criticar mis acciones, lo que hacía o dejaba de hacer?
-Porque al principio todos estábamos enfadados, no entendíamos el porqué. Tenías dinero, fama, muchos clubes te querían, chicas para poder formar una familia…Y ahora mírate, apunto de suicidarte y darte por vencido así porque así… Este no es el Rubén que yo conozco, el que se deja vencer por un simple bache.
-Yo… -me quedé sin palabras en estos momentos… Era increíble que la persona que había pasado de mi ahora estuviera ahí intentando que no lo hiciera…
-Shh…Te ayudaremos te lo prometo, solo baja de este maldito puente, iremos a casa y hablaremos tranquilamente ¿vale?
-No, quiero que me ayudéis de verdad, llevadme a un centro de desintoxicación allí me ayudarán y así vosotros estaréis más tranquilos.
-Si es lo que tú quieres lo aremos, pero prométeme tú que cambiarás.
-Lo juro.
Me monte en el coche sin decir ni media palabra, en esos momentos no sabía en qué pensar, en que iba a hacer con mi vida ahora, ya que tenía un único plan de futuro, suicidarme, pero ahora ya no era ese, intentaría ir al centro y cambiar de vida, no solo como persona sino profesionalmente, quería volver a ser el jugador de futbol que era… Esa era mi meta.
Cuando llegue a casa mis hermanitas estaban llorando y se abalanzaron sobre mí.
-¡No hagas eso más hermanito!
-Tranquilas, que no lo volveré a hacer más. Ahora vais a estar una temporada más sin mi ¿vale? Pero dentro de un tiempo vendré y os llevare de vacaciones a donde queráis ir ¿de acuerdo?
-Vale.- se quedaron las dos calmadas, pero no muy contentas de mi decisión de irme, pero era lo mejor para ellas y para mí.
Me senté en el sofá, mi padre estaba allí muy serio sin dirigirme la mirada, yo intuía que su silencio iba a durar más de lo que en realidad duró.
-Eres un mariconazo.-Dijo con voz seria. – ¿Tú te puedes creer que nos puedes hacer esto y venir aquí de guay como si nada hubiera pasado?, No te mereces el cariño y el apoyo de tu madre y hermanas… eres un sinvergüenza.
-Lo sé y por eso me voy a ir al centro de desintoxicación para dejaros de problemas ya que son lo que más quiero en este mundo…
-¿Por qué lo has hecho? – me corto la explicación. – Tienes lo que quieres y muchas cosas más que ni te mereces y tu solo piensas en fiestas y drogas, yo no te crie para eso… Me das vergüenza ajena.
Mi padre cogió su periódico de encima de la mesa y se fue sin decir palabra más alguna, yo me levanté y me fui directo a hacer mis maletas.

continuará...

Nazaret Almansa

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